499 Por una Semana Santa vibrante.
La
Semana Santa trae a nuestras vidas un sinfín:
·
De sensaciones.
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De reflexiones.
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De interrogantes muy diversos.
Además
en nuestra España esas sensaciones van acompañadas por infinidad de actos
litúrgicos, religiosos, tradicionales y en muchos casos callejeros que avivan
muy especialmente nuestras emociones, nuestra fe y nuestros sentimientos más
profundos.
La
Semana Santa es:
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Una braza encendida.
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Un fuego que quema el alma.
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Un agua clara y nítida que nos quita la sed.
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Una luz que ilumina nuestros pasos.
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Un manantial de experiencias únicas y llenas de vida vibrante y
efusiva.
Las
procesiones en la calle:
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Alientan nuestro espíritu.
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Nos revisten con la túnica celestial de eternas realidades.
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Nos animan a asomarnos de una forma distinta a la eternidad.
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Dejan en nosotros el sello de ideales nobles, de fe viva y operativa.
Cuando
vemos como el gentío, la bulla se apiña alrededor del cortejo procesional
sentimos un entusiasta escalofrío en nuestro cuerpo, sentimos que algo distinto
sucede y que es un algo bueno que nos reconforta y nos impulsa:
·
A mejorar.
·
A vivir coherentemente.
·
A darnos al Dios que nos ha creado y
al hermano que Dios creo a nuestro lado. Hermano que hemos de cuidar
delicadamente a imagen de lo que Jesús, en su vida y en su pasión, hizo por
nosotros.
Publicada
en DIARIO DE ÁVILA Digital 8 de abril
de 2017
Publicada
en Diario JAÉN 10 de abril de
2017
Publicado
en La Nueva España. Prensa Asturiana. Digital.
10 abril de 2017