438 De los valores a la virtud.
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En esta época
se habla con frecuencia de valores, tanto de valores sociales como de valores
educativos, como de valores en la familia; sin embargo, en muchos casos, no
están bien definidos cuáles son estos valores y como se han de vivir.
Se habla
también, y más aún, de la falta o ausencia absoluta de estos valores y de la
necesidad que tenemos de ellos y de lo importantes que son para la buena marcha
de las relaciones entre las personas y para la buena marcha del entramado
social.
Sin embargo, en
este mismo marco, se habla poco o escasamente de virtudes; incluso a nivel
educativo y en colegios con ideario cristiano se habla poco o nada de ellas.
Quiere decir
esto que actualmente, aun siendo éste un país de raíces cristianas, nos estamos
olvidando de los principios básicos que sustentan el cristianismo y estamos dejando
a un lado nuestras propias raíces y nuestra propia forma de saber ser y estar, y
ello es quizás la causa que origina esta educación y estos comportamientos
actuales: sin solidez, sin fundamentos y sin principios.
Y a causa: de
la descristianización galopante que sufrimos, del laicismo y de la ética que
queremos construir alejado de toda norma; hemos pasado de las virtudes sólidas
de antaño a los valores, poco definidos, de hoy; e insisto poco definidos y
que, aun así, tampoco queremos vivir o tampoco vivimos.
Y de este
cóctel hemos obtenido una combinación híbrida un tanto inconsistente e
inestable que es de poca utilidad social y personal.
Es por ello por
lo que fundamentado en algunas definiciones de Catholic.net voy a intentar
situar al lector ante estos conceptos que tanto nos pueden ayudar: para la
educación, para la convivencia, para el respeto, para la tolerancia y para un
sinfín de situaciones que se nos presentan cada día.
Las ideas que
voy a exponer son identificables fundamentalmente desde la óptica de la fe
cristiana; pero son útiles, o pueden serlo, para todo aquel que quiera vivir
dignamente su condición de ser humano.
El hombre ha
sido creado por Dios para vivir eternamente en amistad con Él y siempre debe de vivir de
cara a ello.
La santidad es la identificación con Cristo en el
cumplimiento amoroso de la voluntad de Dios, y ello mediante el ejercicio de
las virtudes; puesto que como Dios siempre respeta nuestra libertad, quiere que
ello implique una respuesta personal por parte del hombre.
Las virtudes son hábitos buenos que nos llevan a hacer el
bien y a dar lo mejor de uno mismo:
·
Podemos tenerlas desde que nacimos o podemos adquirirlas posteriormente con
nuestro esfuerzo.
·
El objetivo de una vida virtuosa es llegar a ser semejantes a Cristo, no es
sólo un perfeccionismo, donde la persona elimina defectos porque considera que
no debe de tenerlos.
·
Al crecer en una virtud crecen las demás porque el ejercicio de una virtud
implica la práctica de otras.
En este
enclave, las habilidades, por otro lado están orientadas:
·
A hacer bien algo
específico.
·
Nos hacen ser mejores en algo, pero puede ser que no mejoremos como
personas.
Y los valores:
·
Son bienes que la inteligencia del hombre conoce, acepta y vive como algo
bueno para él como persona.
·
Los valores humanos son
un bien que la inteligencia humana toma como tal. En sí mismos son neutros, y
dependen del uso que les demos.
·
Puestos en práctica, los valores nos hacen crecer como personas.
Las virtudes tienen un alcance
superior y nos llevan a la perfección:
·
Ellas disponen todas nuestras potencias, todas nuestras cualidades, nuestra
personalidad entera, para estar en armonía con el plan de Dios; orientan toda
nuestra persona, no sólo nuestros actos, hacia el bien.
Tipos de virtudes:
·
Virtudes humanas. Virtudes cardinales. Virtudes
evangélicas y, o Virtudes cristianas. Y virtudes teologales.
Virtudes humanas:
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Son rectos comportamientos según la ley natural.
·
Son perfecciones habituales del entendimiento y de la voluntad que regulan
nuestros actos, ordenan nuestras pasiones y guían nuestra conducta según la
razón y la fe.
·
Se adquieren mediante el esfuerzo humano.
·
Ej. Lealtad, orden, diligencia, solidaridad, respeto, gratitud, etc.
Pero para
alcanzar la salvación no bastan las virtudes humanas naturales:
·
Alcanzar la vida eterna no es posible sin la ayuda de Dios y la acción del
Espíritu Santo.
Virtudes cardinales:
·
Son las virtudes humanas más importantes.
·
Se llaman “cardinales” porque son los ejes en torno a los cuales giran las
demás. Cardine en latín, significa el eje de la puerta.
·
Son: la prudencia, la fortaleza, la justicia y la templanza.
Virtudes teologales:
·
Son las que se reciben de Dios por su acción sobrenatural en el alma.
·
Son: la Fe, la esperanza y la caridad.
Virtudes evangélicas y virtudes
cristianas:
·
Son rectos comportamientos según el ejemplo de Cristo en el Evangelio. Podríamos
mencionar: la mansedumbre, la humildad, la castidad, la pobreza.
Los malos
hábitos o vicios:
·
Son lo contrario a la virtud.
Las virtudes no
se adquieren de un día para otro, sino mediante el esfuerzo diario, la
repetición de actos buenos que nacen del corazón, pero no sólo eso,
forzosamente, necesitamos de la ayuda de Dios, pues es muy fácil que, debido al
ambiente o la distracción, las utilicemos sólo para nuestra propia
conveniencia.
Y el catecismo de la Iglesia Católica nos dice:
El hombre virtuoso es el que practica libremente el bien.
Y el catecismo de la Iglesia Católica nos dice:
El hombre virtuoso es el que practica libremente el bien.
Publicada en DIARIO DE ÁVILA Digital 19 de abril de 2016
Publicada en “Cartas al Director,
Tu voz en la red” Digital 20 de abril 2016