La Ley de Técnicas de
Reproducción Humana Asistida (LTRHA), debería defender, dentro de lo posible,
la dignidad del embrión. Por lo tanto tendría al menos que: Prohibir la
obtención de embriones humanos para fines distintos de la procreación. Impedir
el uso de embriones "sobrantes" para un fin distinto de la
procreación. Recuperar las sanciones que castigaban el comercio, el uso
industrial o con fines cosméticos de embriones, así como la generación de
embriones para fines distintos de la procreación o la clonación de seres
humanos. Impedir la creación de bebes medicamento. Eliminar el término
preembrión por carecer de base científica. No permitir desechar a seres humanos
por el hecho de no ser perfectos, pues esto, a fin de cuentas, no es más que
una práctica eugenésica. No negar el derecho a todo ser nacido a tener un padre
exigiendo para ello que la mujer usuaria de las técnicas esté casada.
Carta publicada en el Diario Jaén el día 24 de Mayo de 2006