202 Con arte y belleza, Dios diseña nuestra alma.
Hojeando
una revista del: “Boletín Salesiano” de verano del 2014 me encontré un artículo
fascinante que me llamó especialmente la atención.
Desde
que escribo siempre he querido impregnar de belleza y arte lo que hago, he
querido también impregnar igualmente de belleza y arte lo referente a la
Salvación del hombre por Dios.
Es
muy importante descubrir la unión existente: entre belleza y bondad, entre
bondad y arte, entre bondad y felicidad, entre amor y belleza, entre belleza y
Dios y entre Dios y felicidad.
El
arte ha de ser bello y a la vez ha de ser bueno y a la vez nos debe de llevar a
ser felices. El ser humano cuando actúa bien, con bondad, sus actuaciones están
impregnadas de arte, de belleza y además le hacen feliz y le permiten conectar
directamente con ese Dios creador que por el inmenso amor que nos tiene nos
regala en plenitud todos sus bienes.
No
me resisto a poner como prólogo de esta carta este Mensaje del Concilio
Vaticano II a los artistas.
“Este
mundo en que vivimos tiene necesidad de la belleza para no caer en la
desesperanza. La belleza como la verdad, es quien pone la alegría en el corazón
de los hombres; es el fruto precioso que resiste la usura del tiempo, que une
las generaciones y las hace comunicarse en la admiración”.
Pienso
que sería bueno que sobre estas cuestiones que hablan: de la relación existente
entre la belleza y la grandeza de Dios; y también entre la belleza y la verdad;
y entre el arte y Dios; se hablará con más frecuencia y se escribiera más sobre
ello.
De
este inmenso manantial que de Dios emana nos reiteramos siempre en conceptos
que son muy importante: el pecado, la gracia, los mandamientos, la fe, el
sacrificio, la penitencia, el perdón; pero quizás no elijamos el marco adecuado
o no sepamos descubrir la grandiosa vivacidad existente entre esos conceptos
trascendente; y es por ello por lo que los despojamos de su belleza, de su
bondad, de su arte y de esa felicidad implícita que llevan todas esas cosas que
hacen referencia a Dios.
La
belleza se comprende cómo esa gracia especial por la que una persona, una cosa,
una acción despierta admiración, suscita encanto, fascina, da placer. Sobre
ella han hablado no sólo los artistas sino también los filósofos y pensadores
de todos los tiempos, distinguiéndose siempre la belleza como característica de
determinados objetos y la belleza como algo relacionado con la sensación de
placer que produce su contemplación.
Según
San Juan Pablo II, a primera vista puede parecer que no hay nada en el
evangelio sobre la belleza y el arte. Sin embargo los vínculos existentes son
muy fuertes. Nacen sobre todo del hecho de que el Dios del que habla el Evangelio
es belleza. Todo lo que está comprendido en el concepto de belleza está comprendido
en Dios. Y las criaturas: la naturaleza, las obras de los hombres, las obras de
arte; reverberan y reflejan algo de esa belleza. Es decir; la belleza de Dios
esta esparcida abundantemente en el mundo visible.
Por
eso existe en el alma humana una sensibilidad especial hacia la belleza.
Fascina y atrae. En este sentido, ya los pensadores de la antigüedad, como Platón,
hacían notar la estrecha vinculación entre la belleza y el bien.
Y
Juan Pablo II, comentando el pasaje evangélico del encuentro entre Cristo y el
joven rico, dice que al responderle, con aquellas sorprendentes palabra. “Nadie
es bueno sino sólo Dios”, en realidad respondía: “Nadie es bello, sino sólo
Dios”. Este es cabalmente el vínculo más firme entre el Evangelio y la belleza.
Está contenida en toda la creación, en la naturaleza, en el arte, en las obra
del hombre. Y el hombre la busca en sus obras y desea introducirla en ellas
para luego encontrarla y conocer el bien.
Hay
un libro de Juan Pablo II antes de que fuera papa, que recoge cinco
meditaciones que les da él a los artistas. El libro se llama: “El Evangelio y
el arte”. En estas meditaciones de karol Wojtyla muestra el futuro Santo Padre
el vínculo: entre belleza y amor; entre armonía, conciencia estética y
conciencia moral; y Wojtyla lo hace buscando y deseando que para el hombre de
hoy, para el artista de hoy, el Evangelio vuelva a ser fuente de inquietud creadora
y de inspiración literaria, de inspiración en la pintura, y la música, etc.
Por
lo tanto en lo que a mí respecta les dejó estas breves pinceladas con las que
he querido que vayamos descubriendo esa íntima relación entre belleza y bondad;
pues me da la sensación de que en muchas ocasiones descubrimos más fácilmente
lo arduo, lo penoso y lo difícil de las cosas buenas y permanece oculto para
nosotros: su belleza, su felicidad y su grandeza. En esto tenemos que ahondar
para valorar siempre globalmente todo aquello que a Dios hace referencia y no
quedarnos siempre con lo pecaminoso, lo difícil o lo feo.
Publicada en “Cartas al Director,
Tu voz en la red” Digital 22 enero de 2015
Publicada en LA TRIBUNA DE
ALBACETE Digital 22
enero de 2015
Publicada
en DIARIO DE AVILA Digital 26 enero de
2015
Publicado en Forumlibertas.com 27 enero de 2015
Publicado
en Diario de León. Digital 28 enero de
2015