458 Hielo en el alma.
La
señora Abby Johnson, estadounidense, inició su carrera en la clínica Bryan de
la Planned Parenthood, en Texas.
Ascendió
rápidamente en la empresa, logrando en seis años ser la directora, después de
haber recibido varios premios como empleada del año y reconocimientos por su esfuerzo
por defender el derecho de las mujeres a ser dueñas del propio cuerpo. Nos
dice que la clínica en la que trabajó,
fue una de las más grandes de occidente. Y añade que los médicos realizaban hasta
75 abortos por día, durante seis días a la semana.
La
cosa cambio sustancialmente en mi vida:
·
“Cuando, en 2009, para ayudar a un médico, tuve que asistir a un aborto
guiado por ultrasonidos”.
“Se trataba de la 13° semana
de embarazo de la paciente”.
La
señora Johnson recuerda la lucha del niño para que no lo mataran:
·
“¡Tremendo! Es totalmente “inhumano” la forma en la que el pequeño fue
extraído del vientre materno”.
“Este hecho me marco, me dejó una profunda huella y un recuerdo
indeleble y fatídico”.
Y continúa
contando:
·
“Me quedaba claro que el feto sentía el instrumento, y que no sentía agrado,
sino un fuerte dolor ante lo que le sucedía”. “Enciende Scotti”. Fue la severa voz
del médico para que yo encendiera el aspirador. Esa voz rompió el frio silencio,
pero a mí: “Me trajo el hielo al alma”.
Ella
creía que trabajaba para una empresa que tenía como objetivo prioritario, no el
de practicar abortos, sino prevenir las interrupciones de embarazo a través del
concepto de “salud reproductiva”. Y prosigue:
·
“Pienso que la mayor equivocación y el hecho más grave y tremendo de la
Planned Parenthood es que diga que los abortos realizados son un pequeño
porcentaje de los que realmente se realizan, o sea el 3 por ciento del total,
pues sabemos qué hace 335 mil abortos cada año. Y esta cifra no corresponde con
el 3 por ciento”.
La
experiencia vivida llevó a la señora Johnson a cambiar totalmente su opinión de las personas que se juntaban delante de las
clínicas para las que trabajaba y que
protestaban o rezaban a favor de la vida que nacía:
·
“Ahora me he unido a ellos. Y viajo por Estados Unidos para promover
los derechos de los niños en el vientre materno”.
Y
para esto ha fundado una asociación con
el nombre: “Los diez pequeños indios”, tomado de una novela de Agatha Christie:
·
“Mi objetivo es concienciar a los trabajadores de las clínicas
abortistas a que abandonen su trabajo”.
·
“Quiero ayudarles a salir de los abismos del mal”.
Todo esto lo cuenta la señora
Abby Johnson en un reciente libro editado por Ignatius The Walls are Talking, y
que se titula: Former Abortion Clinic Workers Tell Their Stories. “Las paredes
hablan. Los ex trabajadores de una clínica abortista cuentan sus historias”.
Fuente: Zenit. Roma.
Publicada en “Cartas al Director, Tu voz en la red” Digital 6 de
mayo 2016
Publicada en DIARIO DE ÁVILA Digital 23 de mayo de 2016
Publicada en DIARIO DE ÁVILA Digital 23 de mayo de 2016