422 La Vida
y la historia del Amor.
En este año
Jubilar de la Misericordia quiero resaltar el Ser de Dios y la primitiva razón
de su existencia, anclándolo todo en el principio de una creación que para
nosotros tiene un origen y un porqué. Dios crea, al mismo tiempo ama, y por
ello da vida a una historia de amor: Un amor cuyo fin es llenar el mundo de
misericordia y de perdón. Pero quiero comenzar desde el principio.
A lo largo de
la historia, toda cultura se ha planteado esta pregunta:
·
¿Quién es Dios?
Tanto es así
que las primeras señales de civilización se encuentran generalmente en el
ámbito religioso y cultural.
Creer en Dios
es lo primero para el hombre de todo tiempo.
La diferencia
esencial es en qué Dios se cree.
De hecho, en
algunas religiones paganas el hombre adoraba a las fuerzas de la naturaleza en
cuanto manifestaciones concretas de lo sagrado, y contaban con una pluralidad
de dioses ordenada jerárquicamente.
Incluso en los
cultos más degradados se pueden encontrar destellos o indicios en sus
costumbres de la religiosidad verdadera:
·
“La adoración, el sacrificio, el sacerdocio, el ofrecimiento, la oración,
la acción de gracias, etc”.
La razón, tanto
en Grecia, como en otros lugares, ha tratado de purificar la religión,
mostrando que la divinidad suprema tenía que identificarse con:
·
“El Bien, la Belleza y el Ser mismo, en cuanto fuente de todo lo bueno, de
todo lo bello y de todo lo que existe”.
Ya que anteriormente
la misma posibilidad de establecer relaciones con la divinidad era vista como
una señal de flaqueza.
Además en el
principio, tampoco quedaba solucionada la presencia del mal, que aparece de
algún modo como necesaria
La revelación
judeo-cristiana cambió radicalmente este cuadro:
·
“Dios es presentado en la Escritura como creador de todo lo que existe y
origen de toda fuerza natural”.
“La existencia divina precede
absolutamente la existencia del mundo”.
Aquí está
contenida la idea de trascendencia:
·
“Entre Dios y el mundo la distancia es infinita y no existe una conexión
necesaria entre ellos”.
Esta absoluta
pequeñez del hombre delante de Dios muestra que:
·
“Todo lo que existe es querido por Dios con su voluntad y su libertad: todo
lo que existe es bueno y fruto del amor”.
Por lo tanto:
·
“El origen del mal viene relacionado con el eventual uso equivocado de la
libertad por parte del hombre, y no con algo intrínseco a la materia”.
Las religiones
y la filosofía se preguntaban: “Qué es
Dios”.
En cambio, por
la revelación, el hombre es empujado a preguntarse: “Quién es Dios”:
·
Un Dios que sale a su encuentro y busca al hombre para hablarle como a un
amigo.
·
Tanto es así, que Dios revela a Moisés su nombre:
o
“Yo soy el que soy”
o
Él es el Santo por excelencia, “rico en misericordia”, siempre dispuesto al
perdón.
Dios es:
·
El Ser:
o
Espiritual, trascendente, omnipotente, eterno, personal y perfecto.
·
“La verdad y el amor”.
Por tanto la
revelación no puede ser reducida a meras expectativas humanas, va mucho más
allá:
·
“Ante la Palabra de Dios que se revela sólo cabe la adoración y el
agradecimiento, el hombre cae de rodillas ante el asombro de un Dios que siendo
trascendente se hace interior
intimo mío, más cercano a mí que yo mismo y que busca al hombre en todas
las situaciones de su existencia”.
·
“El creador del cielo y de la tierra, el único Dios que es fuente de todo
ser, este único Logos creador, esta Razón Creadora, ama personalmente al
hombre, más aún, lo ama apasionadamente y quiere a su vez ser amado”.
Por eso, esta
Razón Creadora, que al mismo tiempo ama, da vida a una historia de amor:
·
“Amor que se manifiesta lleno de inagotable fidelidad y misericordia”.
Publicada en DIARIO DE ÁVILA Digital 22 marzo 2016
Publicada en “Cartas al Director,
Tu voz en la red” Digital 30 marzo de 2016