156       El evangelio, para conocer la verdad


La lectura del evangelio, cada día, es una acción que da a nuestra vida una dimensión profundamente humana y hondamente espiritual. Quizá sea esta una de las acciones más enriquecedoras para el ser humano; y esto es debido a que  la Palabra de Dios aquí está escrita para impactar en la persona; para calar en el corazón, dejando en él la huella de un sobrecogedor mensaje. En el evangelio está la clave para realizar con honradez muchas de nuestras acciones. La Palabra, es un dardo que impacta en nuestro ser, dejando en él: la impronta de una sabiduría especialmente sublime. Leer el evangelio  no es una acción intrascendente: que da igual  hacerlo o no; sino muy por el contrario una acción vivificadora, especial. Por ello el evangelio no se lee cómo se lee el último libro premiado, o el más galardonado; el evangelio se lee con el alma, el evangelio se escucha en el silencio orante de nuestra vida, el evangelio se medita: teniendo en cuenta la savia inmensidad de un Dios que todo lo puede y que todo lo abarca.
Lee el evangelio, cada día, un rato: breve, pero pausadamente; es un respiro espiritual, en un mundo que nos materializa demasiado, que nos envenena con sus eslóganes de aprecio por lo mundano.
Dios nos habla
El evangelio no es una historia pasada; el evangelio esta escrito para que se haga presente en cada realidad, en cada instante, en cada vida. El evangelio está escrito para cada uno, y debemos procurar meternos en el, para sacar el fruto sabroso que de él emana. Debemos acostumbrarnos a hacernos personajes de esta historia: la más grande de las historias; y hacernos pastores en Belén; pajes, que acompañan a los magos, el día de la epifanía; enfermos que necesitan ser curados; discípulos que se quedan embobados escuchando las palabras del Maestro. En el evangelio, tú, no eres un extraño, eres protagonista principal.
Es por todo esto, por lo que quisiera aconsejarte que vivieras tu vida inspirando que en el libro de los libros; en el libro inspirado en la historia de tu propia redención. Jesús en esta historia, quiere hacerte su amigo; quiere aconsejarte; quiere orientar tu vida; quiere hacerse camino; quiere: ¡Cómo no! Conducirte a la verdad; y quiere impulsar -con fortaleza- tu vida, pues Él es la Vida.
Sigue de cerca la vida del único Maestro, que tiene palabras de vida eterna. Síguelo muy de cerca: ¡Seguirlo! ¡Buscarlo! ¡Conocerlo! ¡Amarlo!: ¡Vale la pena!.
¿Y para seguirlo?: ¡El evangelio! ¿Y para buscarlo?: ¡El evangelio! ¿Y para....?: ¡El evangelio!

Publicado en Diario JAÉN     16 -  3 – 2000

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