512. Un terror que no cesa
.
Con motivo
de los últimos acontecimientos terroristas, que han tenido lugar en Manchester no
tenemos más remedio que tener el corazón herido, los sentidos maltrechos y el
alma desencajada, pues la barbarie del
terror da cada vez más en la diana; y el daño físico y moral es cada vez mayor
y más profundo.
Ahora son
jóvenes, niños y padres y madres de familia los que han sufrido más
directamente el golpe infame de un terrorismo que sólo se explica desde la
insensatez, desde el sinsentido y desde la tremenda maldad del ser humano.
En el mundo
por desgracia hay cada vez:
·
Más
egoísmo, más afán desmesurado de ser y de poseer, más violencia generalizada,
más vandalismo, más fanatismo, más ideologías nefastas y destructoras, más odio
y rencor, más actitudes dictatoriales, más acciones diabólicas.
Indiscutiblemente
las causas de todo esto pueden ser muchas:
·
Las
desigualdades sociales, la tiranía de la riqueza, la tiranía del poder, la
tiranía de la dominación y de la esclavitud y el placer a costa de lo que sea y
de quién sea.
Además con
todo este terrorismo, que nos tiene aterrorizados, y con un miedo que nos
desencajada las entrañas, se está creando un ambiente total de desconfianza.
Nadie se fía
de nadie, lo que origina tensiones y distanciamientos que no facilitan la
convivencia; ni la solidaridad; ni la vivencia de los auténticos valores; ni la
unión universal de todos con todos, seamos de la condición humana que seamos.
Pidamos a
Dios que transforme el duro corazón de piedra de los malvados en un corazón que
ame.
Y también
pidamos al Señor el poder entender que la paz empieza:
·
En
los hogares, en las familias, en los colegios, en el deporte, en el trabajo, en
la vida social, en la vida política.
Y de ahí, la
paz, se transmite a las naciones y de las naciones a los continentes y de ellos
se esparce por todo el mundo.
¡Adelante! Adelante
con el afán claro de construir entre todos la paz; una paz justa, una paz
fuerte: que contagie, que sea transmisora; para poder llegar eficazmente a
todos los ciudadanos del mundo.
Y por
justicia hemos de acordarnos también de tantas miles de personas, millones a
veces, que mueren víctimas de la violencia en todo el mundo, no sólo en Europa;
son personas anónimas, en muchas ocasiones, que mueren después de haber llevado
quizás una vida rodeada de todo tipo de padecimientos, injusticias y
esclavitudes.
Publicada en DIARIO DE ÁVILA Digital 25 de mayo de 2017
Publicada en Diario JAÉN 30 de mayo de 2017