218 Tu corazón y tu mirada pueden transformar el mundo.

218   Tu corazón y tu mirada pueden transformar el mundo.

Un corazón que se ha encontrado, de Tú a tú, con Cristo no puede permanecer indiferente a los demás.
¡No privemos a los demás de nuestra sonrisa, de nuestra alegría, de la esperanza que nos da Cristo! Todos lo necesitan.
Toda obra de caridad auténtica es, por lo tanto, una manifestación concreta del amor de Dios a los hombres y por ello se vuelve anuncio del Evangelio. 
Con los gestos de caridad, cumplidos generosamente, permitimos a los demas avanzar en el camino hacia Cristo; ese Cristo que no cesa de salir al encuentro de todos.
Aquí tenemos estos gestos y estas actitudes que sería bueno conocer para enseñar y practicar:
o   ¡Un cristiano siempre es alegre! Quizás no nos demos cuenta, pero cuando sonreímos aligeramos la carga a quienes nos rodean. La felicidad del cristiano es una bendición para los demás y para uno mismo.
o   Todo lo recibes como un regalo, nada te "lo deben" aunque hayas pagado por ello. Da siempre las gracias. Es más feliz quien es agradecido.
Tú sabes que los amas... ¿Y ellos? Las caricias, los abrazos y las palabras nunca sobran. Son necesario ¡Seguro!
o   Saluda con alegría a esas personas que ves a diario: a quien abre la puerta, a quien recoge la basura, a quien limpia, a quien contesta las llamadas. Al saludarlo le recuerdas que es importantísimo lo que hace y para quien lo hace.
o   Cada historia que te cuentan te une más con el otro: sus hijos, su pareja, la jefa, el profesor; te unen con sus preocupaciones y alegrías... tú sabes que no sólo son palabras, son partes de su vida que necesitan ser compartidas. ¡Si puedes! Escucha la historia del otro con amor, si puedes con mucho amor.
o   No importa si es un problema de matemáticas, un problema familiar, una simple pregunta o alguien que tiene hambre ¡Jamás sobra la ayuda! Todos nos necesitamos unos a otros. Tenemos que estar atentos a quien nos necesita, Cristo lo estuvo, y aun hoy lo está.
o   Sabes que no anda bien y decides sacarle una sonrisa, decides dedicarle un rato y todo para hacerle saber que todo no es malo. Eso en sí mismo levanta su ánimo y le estimula, siendo por lo tanto una muy buena acción. ¡Practícala!
o   Solemos callarnos lo bueno, lo que nos gusta y nos alegra de los demás: sus éxitos, sus cualidades, sus actitudes. Frases como: "felicidades", "Me alegro mucho por ti" o "Eres genial", hacen un gran bien a los demas, los estimula.
o   Es bueno acostumbrarnos a valorar lo que tenemos; y si tenemos más de lo que necesitamos, regalarlo. Esto nos ensancha el corazón y nos hace felices. Eso es generosidad.
o   Cuando nos ayudamos mutuamente a llevar las responsabilidades diarias la vida es más llevadera.
o   El amor no sólo sabe corregir, sino que sabe perdonar, aceptar y seguir adelante. No tengas miedo de corregir y ser corregido, eso es una muestra de que apuestas por los demas y de que los demás tambien apuestan por ti y quieren que seas mejor.
o   Tener buenos detalles, buenos gestos y buenas acciones, salir de uno mismo y pensar en los demás; siempre es mejor y alegra el corazón.
o   Una voz dentro de ti, te dice frecuentemente que deberías ayudar un poco más, y sorprendentemente cuando lo haces te sientes muy bien por solo haberlo hecho.
o   Ayudar a los demás a superar obstáculos. Ayudarle a alcanzar el transporte, a cargar sus maletas, a cruzar la calle o regalarle unas monedas para que pueda pagar. Esos detalles nunca se olvidan. Eres el extraño que aún cree en la humanidad, que aún cree en la vida y que aún cree en Dios.
o   Llamar a tus padres por ejemplo; estar atentos a lo que necesitan o simplemente saber cómo están es algo que no te cuesta mucho y es un gesto enorme de gratitud. Es un orgullo sano el vivir habitualmente estas realidades.
Fuente de datos: Catholic-link 


Publicada en “Cartas al Director, Tu voz en la red” Digital 8 marzo de 2015 

Publicado en Forumlibertas.com   14 marzo de 2015