176    San Josemaría Escrivá

Con gran alegría hemos tenido la dicha de poder ver por TV la canonización de Josemaría Escrivá de Balaguer, fundador del Opus Dei. Ha sido un hecho histórico, dada la muchedumbre de gentes de todos los países que han asistido. Más de 300.000 personas de los cinco continentes han podido contemplar en directo  este gran acontecimiento.
En 1972 en Jerez de la Frontera tuve la grata oportunidad de conocer a San Josemaría, entonces tenía yo dieciocho años y no conocía suficientemente el mensaje y el carisma de este gran hombre. Allí quedé cautivado por la personalidad indiscutiblemente atractiva de este alegre personaje. Salí transformado, tuve la sensación de que algo importante se había obrado en mí, no fue un encuentro cualquiera, no fue algo más de lo que uno vive sin trascendencia, aquello fue para mí un acontecimiento trascendente, un hecho histórico. En nuestra vida siempre hay momentos significativos, momentos que dejan huella. Para mi aquel acontecimiento de mi juventud me dejó marcado con el sello de lo que no se olvida
 Después he tenido la oportunidad de ver muchas veces películas de sus tertulias por todo el mundo y siempre he sentido que algo especial estaba viviendo. Me daba cuenta de que Josemaría no era un personaje cualquiera, sentía que este hombre tenía un algo muy especial y esto me llevaba a profundizar en el sentido  espiritual de mi vida, a buscar a Dios, a dar a conocer a Jesucristo por todos los caminos. Mi vida cuando seguía sus pisadas  -las pisadas de Josemaría Escrivá- recobraban ilusión, esperanza, plenitud. Es por eso por lo que quisiera que el testimonio de este gran personaje de nuestra historia actual fuera conocido. Yo modestamente aportó mi grano de arena, para que la luz de este hombre de Dios se vea más y mejor en todos los lugares del mundo. La santidad,  la vida cristiana en plenitud, está hoy más que nunca al alcance de la mano de todos y cada uno. Este fue el testimonio importantísimo de este nuevo Santo. Para él había, un mensaje a seguir -hoy, ahora y siempre- un mensaje que tenia un nombre Jesucristo.


Carta publicada en el Diario Jaén       octubre -  2002

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