616. El papa Francisco en Colombia.

616.   El papa Francisco en Colombia.

El 8 de septiembre  de 2017, en Colombia, en el parque Las Malocas, durante el “Encuentro de oración por la reconciliación nacional”, que presidio el papa Francisco, tuvo lugar el acto en el cuatro personas narraron sus trágicas experiencias.
Una de ellas fue la de Pastora Mira García, víctima del terror de la violencia en diversas ocasiones.
Hay muchos millones de personas, y en muchos lugares del mundo, que seres humanos sufren el terrorífico zarpazo del terror y de la violencia:
·        Y además en grado extremo.
Y además durante muchos años.
Y además con muchos de sus seres más queridos
Pastora es una de estas personas que sufrió el escalofriante holocausto de un dolor indecible.
·        Es impensable que un ser humano pueda sufrir hasta esos extremos.
·        Esto es una vez más el misterio del dolor y a su vez la durísima atrocidad del dolor y más aún la incalculable maldad de los hombres.
·        Aun, los que sabemos, los que queremos entender, y además procuramos entender, que junto a Cristo el dolor tiene un sentido, nos cuesta trabajo.
·        Y más cuando vemos estas experiencias tremendas. Es duro entonces asimilar esta misteriosa y “trágica” doctrina de Jesús.
La doctrina del dolor es piedra de toque para muchos que quisieran entender pero no llegan nunca a entender; su fe es insuficiente y débil.
Pero hay que reconocer que en estas situaciones extremas, hay que tener mucha fe y mucha fortaleza para no quedar tocado por esta aplastante y terrible realidad, y por sus permanentes y agudas secuelas.
Pastora Mira García, católica y viuda, explicaba esto ante miles de personas, millones por tv, y ante el Santo Padre:
·        Mataron a mi padre cuando yo tenía 6 años.
·        Años más tarde, tuve que cuidar a su asesino; quien, en ese momento, se había enfermado, era ya anciano y estaba abandonado.
·        Cuando mi hija tenía solo 2 meses, mataron a mi primer marido.
·        Después entré a trabajar en la inspección de policía, pero tuve que renunciar por las amenazas de la guerrilla y los paramilitares.
·        Con muchos esfuerzos logré montar una juguetería, pero la guerrilla empezó a cobrarme, por lo cual terminé regalando las mercancías.
·        En 2001, los paramilitares hicieron desaparecer a mi hija Sandra Paola; emprendí su búsqueda, pero encontré el cadáver después de haber llorado por 7 años.
Todo este sufrimiento, cuenta que, le hizo más sensible al dolor.
¡Pero desgraciadamente no todo estaba aún cumplido!
·        En 2005, los paramilitares, asesinaron a Jorge Aníbal, mi hijo menor.
·        Tres días después de haberlo sepultado, atendí, herido, a un jovencito y lo puse a descansar en la misma cama que había pertenecido a Jorge Aníbal.
Al salir de la casa, el joven vio sus fotos y reaccionó contándome que era uno de sus asesinos y contándome también cómo lo habían torturado antes de matarlo.
Ante eso sufrió un tremendo y atroz desgarró. Un  desgarró difícilmente de explicar, pero creo que fácilmente de entender.
Y dio gracias a Dios que, con la ayuda de “Mamita María”, le dio la fuerza de servir, a aquel joven, sin causarle daño, a pesar de su indecible dolor.
A continuación Pastora coloco simbólicamente su dolor y el sufrimiento de las miles de víctimas de Colombia a los pies de Jesús Crucificado, para que se uniera al suyo y, a través de la plegaria de Su Santidad, fuese transformado en bendición y capacidad de perdón para romper el ciclo de violencia de las últimas 5 décadas en Colombia.
Como signo de esta ofrenda de inmenso dolor, puso a los pies de la Cruz de Bojayá la camisa que Sandra Paola, su hija desaparecida, había regalado a Jorge Aníbal, el hijo que le mataron los paramilitares.
Que Dios transforme el corazón:
·        De tantos, y tantos, que se niegan a creer.
Y de los que no tienen la esperanza de un país, y de un mundo, en paz y más solidario.
Amén.


Publicada en DIARIO DE ÁVILA Digital   14 de septiembre de 2017