125    Juventud, salud y deporte.

Es cierto que la sociedad actual hace grandes esfuerzos para fomentar la práctica del deporte. Y esto, es muy bueno, porque el deporte ha de ocupar un lugar fundamental en nuestras vidas, ya que  la salud del cuerpo y del alma depende en gran parte de ello. Un punto de referencia claro de la salud de un niño/a y de un/una  joven viene  preferentemente dado por su actitud: ante el deporte, ante la naturaleza, ante  el aire puro de nuestros campos.
Muchos jóvenes  ocupan su tiempo libre en diversiones estériles y perniciosas.
Los mejores recuerdos de mi juventud van unidos a este mundo apasionante. Antes, hace 40 años, no había las instalaciones de hoy; pero una era y cuatro piedras eran suficientes para crear un lugar fabuloso, en el que se podían realizar las epopeyas más fantásticas. Un balón de fútbol era el más genial de los regalos. Con sólo eso se fraguaban cada día geniales proezas, en donde el gol era la confirmación de una victoria que llenaba nuestra alma de  la mayor de las felicidades.
El deporte nos aleja de los vicios y  nos dispone el alma para poder disfrutar de los valores materiales y espirituales. El ser humano necesita del aire puro, del contacto con la naturaleza, para desarrollarse en perfecta armonía. Y es desde esta perspectiva, desde esta vivencia saludable, desde donde es más fácil el encuentro con la trascendencia, el encuentro con valores espirituales de los que se obtiene el equilibrio y la paz.
Por eso es por lo que da pena ver cómo hoy  muchos jóvenes  ocupan su tiempo libre en diversiones estériles y perniciosas. Una discoteca: por ejemplo, es un lugar en donde habitualmente se “juega” con la salud y en donde es fácil que el joven quede aprisionado por unas costumbres y un estilo de vida pernicioso: física y psíquicamente.
El alcohol, el tabaco, la droga, el sexo como vicio, la música estridente, la oscuridad desmedida, el ambiente irrespirable, son elementos de los que forman parte la vida de muchos jóvenes de hoy, y esta claro que en este hábitat: los ideales sobran,  la convivencia se desvirtúa, la salud se deteriora, el estudio y el trabajo cansan en exceso, los demás ocupan un lugar en nuestra vida en función del placer que nos proporcionan. Toda la belleza en el panorama de nuestra vida: peligra.
Es conveniente por lo tanto conseguir que el deporte forme parte de nuestra cultura, desde que nacemos. Todos debemos conseguir que la sociedad se impregne de esta realidad y de que el deporte ocupe un lugar de preferencia en nuestras vidas. Podemos hacer que la belleza de esta práctica cale en la sensibilidad de los niños y de los jóvenes fundamentalmente. Y ellos  sepan dar a esta actividad la adecuada valoración. Con ello, toda la sociedad se enriquece, por qué a partir de ahí la dignidad del ser humano es más asequible, la nobleza en las costumbres más cercana, la consecución de ideales más efectiva: ¡Y todo a través del deporte!
El deporte es un gran medio para alcanzar grandes  fines: ¡Practícalo! ¡Disfrútalo! ¡Enséñalo! ¡Vívelo!...


Publicado en Diario JAÉN         15 - 11 - 1999

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