543 Las caricias desde el respeto.
Las caricias en el
tratamiento de pacientes pueden mejorar su confort, ya que se estimulan unas zonas cerebrales específicas
que proporcionan bienestar, ha asegurado el jefe de Neurofisiología
del Hospital de Bellvitge, Jordi Montero.
El doctor Montero ha
impartido una conferencia en el centro hospitalario de L’Hospitalet de
Llobregat.
Durante la conferencia
titulada «Neurofisiología de la caricia», ha utilizado diferentes técnicas de
estudio para explicar la importancia de las caricias en el aprendizaje humano y
las relaciones sociales.
Montero ha insistido en que
la neurociencia demuestra que las caricias activan unos receptores específicos
en el pelo de la piel que transportan esta sensación directamente a las áreas
cerebrales que regulan las emociones de manera singular; es decir, que estas
zonas no se pueden activar de otra forma.
Ha subrayado también que la
caricia es un elemento presente en la naturaleza, sobre todo en los mamíferos,
que por ello acarician continuamente a su cría cuando nace.
En este sentido, ha
reivindicado la necesidad de que los familiares den cariño físico a los más
pequeños, y ha indicado de que si un bebé durante su primer año de vida no
reciba suficiente contacto humano puede presentar carencias en su desarrollo.
Montero ha recalcado que
las caricias y el contacto, ya sea hacia familiares o hacia enfermos, se debe producir desde el respeto y siempre
con educación.
Para el médico, la cultura
es fuente de reparos, ya que en muchas ocasiones no se sabe si se actúa de
forma adecuada.
Pero insistiendo en ello,
ha abogado por hacer pedagogía y fomentar estos contactos suaves en todos los
ámbitos de la vida, desde la familia hasta el trabajo, pasando por las
amistades.
A su entender es conveniente
fomentar que los cuidadores acaricien a los enfermos graves o terminales para
aportarles confort y reforzarles emocionalmente.
Este tratamiento a través
de las caricias, del cariño y del consuelo lo ponía habitualmente en práctica
Santa Teresa de Calcuta. A lo largo de su vida fueron millares los niños, los
enfermos y los moribundos que trató, y a todos dejó el embriagador perfume de
esa acertada caricia, de esa palabra amable, de ese gesto lleno de esperanza.
Esos enfermos, a los que sólo les quedaba un leve atisbo de vida, pedían a la
Madre Teresa que les acariciará, que les abrazará, que les dijera una palabra
de cariño. Y así, un día y otro, la Madre Teresa recorría Calcuta buscando a
esos pobres paupérrimos para consolarlos, para curarlos, para llevarles el
apropiado alimento y para llevarles a través del cariño la esperanza y la luz
eterna del Dios verdadero. Igualmente la vida del papa Francisco se puede
sintetizar con una palabra ternura, esa delicada ternura que hace posible el
amor. El amor rompe barreras y acaba acariciando; el odio y el egoísmo crean el
abismo de la indiferencia y de la insensibilidad, y nos aleja de los demás y de
Dios. EFE
Publicada en DIARIO DE ÁVILA
Digital 5 octubre de 2016
Publicado en La
Nueva España. Prensa Asturiana. Digital. 5
octubre de 2016
Publicada en “Cartas al
Director, Tu voz en la red” Digital
7
octubre de 2016