412 San
Josemaría y la Oración.
Ahora para este tiempo de Cuaresma es bueno
practicar de una manera más asidua y exigente la oración. La oración que no es
sólo repetir oraciones vocales, sino que también es hablarle a Jesucristo de Tú
a tú. Y hablarle:
·
De nuestros
problemas.
·
De
nuestras inquietudes.
·
De
nuestros proyectos.
·
Y de
nuestros deseos de mejorar como personas y de mejorar, ahondando más, como
cristianos.
Particularmente a mí me ayudó mucho a mejorar en
mi oración este escrito de San Josemaría que dice: “Me has escrito: orar es hablar
con Dios. Pero, ¿de qué? …. De Él, de ti: alegrías, tristezas, éxitos y
fracasos, ambiciones nobles, preocupaciones diarias..., ¡flaquezas! Y…. ".
Este es el punto 91 de Camino que tanto bien ha hecho a tantos miles de personas
que, a través de él, han aprendido a rezar.
A Dios le interesa toda nuestra vida. Y de todo
lo nuestro debemos hablar con Él; y contarle detalles; y hacer propósitos de
mejora; y ver cómo podemos tratar, de una manera más afectuoso y cariñosa, por
ejemplo, a aquella persona y aquella otra; y pedirle fuerzas: para realizar
mejor nuestra actividades y para sobrellevar mejor las dificultades de nuestra
vida: sufrimientos, muertes y contrariedades de todo tipo que se presentan a lo
largo de nuestra existencia cotidiana. A Dios le interesa nuestra felicidad y
la quiere; y le interesan nuestros hijos y sus preocupaciones y sus problemas.
A Dios le interesa que le hablemos de todo lo bueno y todo lo malo que sucede
en el mundo, y lo que sucede a nuestro alrededor, y lo que sucede en nuestro
lugar habitual. Dios conoce nuestras dificultades y si se lo pedimos
debidamente nos puede ayudar. A veces vemos a Dios como una persona lejana que
no tiene nada que ver con nuestro acontecer diario: ¡Y no es así! Dios es un
Padre amoroso que quiere estar muy cerca de nosotros y acompañarnos y
acariciarnos y tratarnos con ternura y delicadamente. Dios es a la vez: “Padre
y Madre” y quiere conocernos, ayudarnos y, lo más importante, amarnos.
Lo que sucede en muchas ocasiones es que el
mundo; y en concreto, a veces, cada uno de nosotros vivimos muy alejados de las
realidades divinas, vivimos muy alejados de Él, y sin apreciar: su confianza y
su poderosa intercesión. Si nos asomamos a las realidades del mundo nos damos
cuenta de lo lejos que ese mundo nuestro está de Dios. El mundo actualmente es
una realidad que vive y actúa como si Dios no existirá. Y lo que es peor, al
mundo no le interesa: ni Dios, ni las cosas de Dios, ni sus designios, ni sus
mandatos, ni su doctrina, ni tan siquiera si existe o no existe. Al mundo
actualmente por desgracia le da igual, o más bien: al mundo le estorba Dios.
Por lo tanto es importante que los cristianos tomemos conciencia de esta
realidad y actuemos en consecuencia.
A través de la oración intensa, a través de
nuestro buen ejemplo, a través de nuestra fe y a través de nuestro cristianismo
auténticamente vivido, tenemos que hacer presente a Dios:
·
En este
mundo tan enfermo: de corrupción, de codicias, de engaños, de mentiras, de
guerras, de violencias, de envidias...
·
En este
mundo tristemente y terriblemente amenazado por el mal.
·
En este
mundo en el que Dios no cuenta.
·
Y, más
aún, en este mundo en el que a Dios se le quiere, por todos los medios, sepultar
en las oscuras, lúgubres e ignoradas catacumbas.
Publicada
en DIARIO DE AVILA Digital 22 febrero 2016
Publicada en “Cartas al Director,
Tu voz en la red” Digital 24 febrero de
2016
Publicada en Diario Atlántico. Vigo.
Digital 2 de marzo de
2016