Articulo
218 A la Virgen del Collado
"Ave
Maria Purísima" con este cariñoso saludo los devotos de la Santísima Virgen
del Collado nos dirigimos a Ella: Ella que es flor entre las flores; Ella que
es la plenitud de la hermosura; Ella que es rico manantial de esperanza; Ella
que es, entre todas las luces de la vida, luz maravillosa.
Aquí,
en esta tierra espléndida, no sabemos vivir sin la Virgen María en su
bella advocación del Collado. Sabemos quererla, sabemos rezarle, sabemos salir
con Ella a la calle y llenarnos de gozo
Quizás
hace falta que nuestras vidas vayan más acorde con lo que Ella y el Señor Jesús
nos enseñan. Vivimos, en muchas ocasiones, lejos de sus preceptos y lejos de
sus mandamientos. La Virgen
del Collado quiere obras. Obras son amores solemos decir. Una fe sin obras es
una fe muerta. En estos días visita a la Señora y llévale una flor: la bella flor de tu
compromiso como cristiano, de tu compromiso social, de tu compromiso con los
necesitados, de tu compromiso para mejorar este mundo nuestro tan desmejorado
en tantas facetas
Cuando
al acercarme a Santisteban del Puerto
veo en la lejanía el santuario de
la Señora mi
alma se llena de una especial emoción. En todas las ocasiones en las que tenido
oportunidad de dirigirme al santuario y contemplar en su interior a esa Madre
Bendita a la que tanto amamos he
descubierto un profundo sentimiento muy especial, pero de todas estas ocasiones hay una de ellas de la
que tengo un especial recuerdo, en ella mi querido amigo Juan Miguel Gascón
Álamo iba a ser el pregonero de las fiestas de nuestra Señora del Collado, en
un lugar tan emblemático y de profundo significado mariano como es el Santuario
de Santa María contemplando en el fondo el espléndido paisaje que desde allí se divisa, y a la vez
y en perfecta sintonía, oyendo como un hombre de ciencia, un hombre sabio en lo
terreno nos descubría las maravillas y
excelencia de la Madre y Señora del Collado.
Extasiado contemplaba el acontecimiento. El hombre de ciencia nos hablaba de
las realidades del espíritu. Yo
contemplaba y escuchaba y descubrí a lo largo del brillante pregón que las
realidades espirituales no tienen porque estar desligadas de las realidades
humanas. La ciencia no se opone a la fe. La fe se hace realidad palpable en lo
pequeño, en lo menudo, en lo sencillo. Aquella tarde en aquel paraje
excepcional y con aquel pregonero excepcional descubrí muchas cosas, descubrí a
ese amigo que te habla al corazón, a ese amigo que sabe y transmite. A ese
amigo tan querido en su tierra y tan
querido también entre sus compañeros. Con Juan Miguel y con todos sus paisanos
me atrevo, en voz alta, a decir:
"Viva la Virgen
del Collado y viva un pueblo que de generación en generación sabe transmitir el
legado que encierra ese tesoro infinito. “Una madre siempre es una madre”
Publicado
en el Programa de las fiestas de
Pascuamayo de 2009 de Santisteban del
Puerto Jaén
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