77 La
mujer especialísima colaboradora en la obra de la creación
Los que
crean en Dios creador, creerán: “Que ese Dios inmenso por amor crea al ser
humano, y que además lo hace colaborador de la obra de la creación, y lo hace
hombre y mujer para que ellos se unan en el amor, y fundan sus cuerpos y sus
espíritu; y de esa unión-fusión, por participación directa en el plan creador
de Dios y como fruto muy especialísimo llega al mundo una nueva vida. Una nueva
vida que es la más grande obra que puede crear el ser humano”. Desde este punto
de partida es fácil entender que el divino diseño del matrimonio es el de un
hombre con una mujer, que se unen para a través del amor dar la vida, y se
entiende también que la vida: el feto es sagrado, y que el aborto no se puede
aceptar porque el don que hemos recibido de Dios es tan
grande que no se puede manipular ni destruir. A esa mutua unión entre hombre y
mujer Dios ha puesto un placer, el sexo o la sexualidad, pero ese placer tiene
unos cauces y no se pueden desvincular: del afecto, del cariño, de la ternura,
del amor y de la vida.
Entiendo que el don a través del cual llega una nueva vida
humana al mundo, y el don a través del cual llega la vida de la Divina Gracia,
sean los dos grandes dones del cosmos. Consideró que no hay realidades más
trascendentes.
De ahí:
Que el matrimonio sea sólo de un hombre con una mujer;
Que una nueva vida no se puede manipular con el aborto u
otra cualquier técnica destructiva;
Que quien realiza realmente la creación de nuestro nuevo hijo,
utilizando nuestro cuerpo y nuestra inteligencia, es Dios;
Y que la mujer con su “aberrante” actitud de creerse dueña de
su cuerpo esta “avasallando” a la creación misma y por supuesto ofendiendo gravemente
al Creador.
Es por ello voz por lo que no se puede hablar tan a la ligera
de: “placer libre” “amor libre” “sexo libre” “aborto libre”, pues esto puede ir
fácilmente en contra de la ley natural y del concepto mismo de: ser humano;
transgrediendo esto, se puede transgredir el mismo concepto de las cosas,
pudiendo tener esto consecuencias muy graves para nosotros mismos y para los
demás.
Y el adelantar el sexo a los niños en edades tempranas puede
también ser en la mayoría de los casos una aberrante insensatez destructiva e
aniquiladora.
El sexo, el amor y las relaciones entre hombre y mujer: en el
marco del matrimonio o fuera de él, son temas muy serios como para quedarse
sólo en el aspecto placentero, olvidándose ingenuamente de la realidad: una realidad
que por otro lado es: clara, contundente y fácilmente inteligible.
Publicada
en “Cartas al Director, Tu voz en la red” Digital 17 de abril de 2014