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Jóvenes y sexo.
Como padre,
como profesor y como ciudadano creo: que ya es hora de advertir claramente de
los graves peligros que esta ocasionando el deterioro moral a que esta sometida
nuestra juventud en el tema de la sexualidad. El: “Todo esta bien”, habrá
que sustituirlo por el: “Ya esta bien”. Ya basta de: engaños, mentiras, fraudes
y conformismo denigrantes, que acabarán sumiendo a nuestros jóvenes en una
espiral de imparable degeneración
Las palabras
de los Obispos españoles sobre sexualidad, hace unos años, continúan
vivas, y por ello las expongo aquí hoy, ellos dicen: “Hemos de denunciar
algunas iniciativas o campañas oficiales de información sexual, que constituyen
una verdadera demolición de valores básicos de la sexualidad humana, una
agresión a la conciencia de los ciudadanos y un abuso muy grave del poder.
Denunciamos, igualmente, la ausencia de un discurso público dignificador del
amor y de la familia, así como la abrumadora presencia, por el contrario, de
los discursos defensores de modelos opuestos a la fidelidad y a la voluntad de
permanencia en el mutuo compromiso del hombre y de la mujer”
Los
padres/madres somos los primeros educadores, la escuela puede completar la
educación, de acuerdo con las familias. Por ello se nos pide una acción de
denuncia valiente ante la autoridad, se nos pide que exijamos leyes de
prevención y represión de la explotación de la sensibilidad de los niños y de
los adolescentes.
También es
bueno que seamos conocedores de la bazofia ideológica que, en muchos casos,
transmiten a nuestros hijos en algunos libros. No debemos cerrar los ojos a los
textos escolares sobre sexualidad. Hay algunos que, por su carácter, por su
enfoque, están más próximos a la perversión que a la educación.
Esta
desinformación sexual o información inadecuada, lógicamente, abre el
camino del vicio y el estragamiento
Ejercitemos
nuestros derechos para que la escuela ponga en las manos de nuestros hijos los
libros adecuados. No podemos ser ni mojigatos ni imbéciles. Son seres
humanos y no nos los pueden tratar como a bestias.
Los
padres/madres tenemos el derecho originario, primario, inalienable, de
educarlos. Esto vale particularmente en relación a la sexualidad.
Y esto lo
escribo apoyándome en la impecable pluma de un Sacerdote, escritor y
periodista: D. Jesús Urteaga. De él he recogido el mensaje, y como siempre, la
fuerza arrolladora de su palabra –pienso- puede, muy bien, servir de vehículo
para transmitir consejos sobre un tema tan arduo como este lo es.
Quiero
terminar con unas palabras que hace unos años, en su tiempo, dijo Pablo VI y
que se podían aplicar a este tema y a su enfoque actual: “Este mundo de hoy
tiene muchos medios para engendrar placer pero pocos para engendrar alegría”
Publicado en
Diario JAÉN 21 - 1 – 2000