143 Jóvenes y sexo.




143  Jóvenes y  sexo.

Como padre, como profesor y como ciudadano creo: que ya es hora de advertir claramente de los graves peligros que esta ocasionando el deterioro moral a que esta sometida nuestra juventud en el tema de la sexualidad. El: “Todo esta bien”, habrá que sustituirlo por el: “Ya esta bien”. Ya basta de: engaños, mentiras, fraudes y conformismo denigrantes, que acabarán sumiendo a nuestros jóvenes en una espiral de imparable degeneración
Las palabras de los Obispos españo­les sobre sexualidad,  hace unos años, continúan vivas, y por ello las expongo aquí hoy, ellos dicen: “Hemos de denunciar algunas iniciativas o campañas oficiales de información sexual, que constituyen una verdadera demolición de valores básicos de la sexualidad humana, una agresión a la conciencia de los ciudadanos y un abuso muy grave del poder. Denunciamos, igualmente, la ausencia de un discurso público dignificador del amor y de la familia, así como la abrumadora presencia, por el contrario, de los discursos defensores de modelos opues­tos a la fidelidad y a la voluntad de permanencia en el mutuo compromiso del hombre y de la mujer”
Los padres/madres somos los primeros educadores, la escuela puede completar la educación, de acuerdo con las familias. Por ello se nos pide una acción de denuncia valiente ante la autoridad, se nos pide que exijamos leyes de prevención y represión de la explotación de la sensibilidad de los niños y de los ado­lescentes.
También es bueno que seamos conocedores de la bazofia ideológica que, en muchos casos, transmiten a nuestros hijos en algunos libros. No debemos cerrar los ojos a los textos escolares sobre sexualidad. Hay algunos que, por su carácter, por su enfoque, están más próximos a la perversión que a la educación.
Esta desinformación sexual  o información inadecuada, lógicamente, abre el camino del vicio y el estragamiento
Ejercitemos nuestros derechos para que la escuela pon­ga en las manos de nuestros hijos los libros adecuados. No podemos ser ni mojigatos ni imbéciles. Son  seres humanos y no nos los pueden tratar como a bestias.
Los padres/madres tenemos el derecho originario, primario, inalie­nable, de educarlos. Esto vale particularmente en rela­ción a la sexualidad.
Y esto lo escribo apoyándome en la impecable pluma de un Sacerdote, escritor y periodista: D. Jesús Urteaga. De él he recogido el mensaje, y como siempre, la fuerza arrolladora de su palabra –pienso- puede, muy bien, servir de vehículo para transmitir consejos sobre un tema tan arduo como este lo es.
Quiero terminar con unas palabras que hace unos años, en su tiempo, dijo Pablo VI y que se podían aplicar a este tema y a su enfoque actual: “Este mundo de hoy tiene muchos medios para engendrar placer pero pocos para engendrar alegría” 


Publicado en Diario JAÉN  21 - 1 – 2000