577 Dios y su gran misericordia.

577   Dios y su gran misericordia.

A santa Faustina Jesús claramente le expresa que el pecado más grande no es necesariamente el pecado en sí, sino la falta de confianza en la infinita misericordia de Jesús.  
En verdad, los más grandes pecadores pueden llegar a ser los más grandes santos si confían plenamente en su misericordia.  
Acordaos del buen ladrón. Toda su vida fue un gran pecador, ladrón, asesino, e insurrecto, pero al final volvió a Jesús y le dijo:  
·        "Señor, acuérdate de mí cuando estés en tu reino."  
Movido hasta lo más profundo de su corazón misericordioso y compasivo, Jesús le responde inmediatamente:
·        "Te aseguro que hoy estarás conmigo en el paraíso."  
Este gran pecador se convirtió instantáneamente en un gran santo.
¿Por qué?:  
·         Por su confianza en la infinita misericordia de Jesús.
Nosotros como el Buen ladrón posiblemente hayamos acumulado en nuestras vidas un buen número de pecados y de faltas, pero no podemos caer en la agonía de un desaliento improductivo e ineficaz; tenemos que salir con rapidez y con valentía, sabiendo que Jesús, nuestro querido y amado Jesús, nos busca, sale corriendo a nuestro encuentro y está deseoso de ofrecernos su perdón; solamente nos pide una cosa: el arrepentimiento y la decisión firme de no volver a pecar. El Sr. Jesús sabe también que por nuestra condición de pecadores las decisiones firmes están limitadas por muchas circunstancias adversas por las que tiene que atravesar el ser humano; por eso Dios es compasivo y misericordioso y entiende esas recaídas; fruto, en muchas ocasiones, de nuestra debilidad, de nuestra miseria y de nuestra pequeñez.
Por otro lado, uno de los instrumentos principales y más poderosos del diablo es convencer al pecador que su pecado es tan grande que supera los límites de la misericordia de Dios. 
¿Qué táctica usa el diablo? ¿Qué nos dice el diablo?:
·         ¡Caíste otra vez!
·         ¡Dios está enojado contigo!
·         ¡No te perdonará!
·         ¡Dios está cansado y harto de ti!
·         ¡Termínalo todo, tira la toalla! 
La profundidad, magnitud, amplitud y esplendor de la misericordia de Dios va más allá de nuestra limitada comprensión. 
Jesús dijo a santa Faustina que incluso los ángeles en el cielo, que tienen un intelecto superior al intelecto humano, no pueden sondear la profundidad de la infinita misericordia de Dios.
¿Cuál es la forma, el camino más eficaz y certero para experimentar la infinita misericordia de Jesús?:
·        Para los católicos es por medio del sacramento de la Confesión, también llamado Penitencia o Reconciliación.  
De hecho, el Evangelio que se lee el Domingo de la Divina Misericordia es el de la institución del sacramento de la Confesión:
Jesús les volvió a decir:
·         «La paz esté con vosotros.  Así como el Padre me envió a mí, yo os envío a vosotros.»  
·         Dicho esto, sopló sobre ellos y les dijo:
«Recibid el Espíritu Santo.  A quienes perdonéis los pecados, les quedan perdonados; a quienes se los retengáis, les quedan retenidos".
Acudamos con frecuencia al sacramento de la penitencia; allí el sacerdote en nombre de Jesús, es el juez benévolo y comprensivo que perdona siempre.
Del sacramento de la penitencia saldremos reconfortados, y con más Gracia, por parte de ese nuestro Dios que nos ama hasta el ilimitado límite que le otorga su eterna y sobreabundante infinitud.
Por desgracia en este periodo de la historia del cristianismo no se valoran suficientemente los sacramentos, que son el cauce que Dios a través de Jesucristo ha elegido para acercarnos a Él; y no se valora especialmente el sacramento de la reconciliación.
Incluso los sacerdotes, en ocasiones y por supuesto sin mala voluntad, se dejan llevar por la “moda” y, al menos aparentemente, son tardos y reacios a valorar suficientemente y en su justa medida la rica y muy estimable eficacia de este sacramento.

Publicada en “Cartas al Director, Tu voz en la red” Digital 
25 de diciembre de 2016